viernes, 27 de marzo de 2015

Comprobar la formación de enlace iónico

27/03/2015

En Química, un enlace iónico o electrovalente es la unión de átomos que resulta de la presencia de atracción electrostática entre los iones de distinto signo, es decir, uno fuertemente electropositivo (baja energía de ionización) y otro fuertemente electronegativo (alta afinidad electrónica). Eso se da cuando en el enlace, uno de los átomos capta electrones del otro. La atracción electrostática entre los iones de carga opuesta causa que se unan y formen un compuesto químico simple, aquí no se fusionan; sino que uno da y otro recibe. 
Dado que los elementos implicados tienen elevadas diferencias de electronegatividad, este enlace suele darse entre un compuesto metálico y uno no metálico. Se produce una transferencia electrónica total de un átomo a otro formándose iones de diferente signo. El metal dona uno o más electrones formando iones con carga positiva o cationes con una configuración electrónica estable. Estos electrones luego ingresan en el no metal, originando un ion cargado negativamente o anión, que también tiene configuración electrónica estable. Son estables pues ambos, según la regla del octeto .
 Diferenciar soluciones iónicas
Agua  y azúcar: El agua  no es buena conductora de electricidad ya que no contiene  iones y el azúcar es un compuesto orgánico.
Agua y sal: La sal al disolverse en el agua se disocia en iones positivos y negativos, conduce la corriente eléctrica y por eso se llama electrolítica.
Agua  y jugo de limón: Es un buen conductor porque en su composición existen sales (principalmente citratos de sodio y potasio) que están disueltas en su jugo y al juntarse con agua corriente juntan la sal de limón y los iones del agua.
Agua : Ya que posee enlace covalente, ya que está formada por 2 no metales que son hidrogeno y oxigeno.
Agua  y aceite: No es hay conducción de electricidad ya que no hay iones.

Fuente: www.wikipedia.com   -www.trabajos monográficos


viernes, 13 de marzo de 2015

viernes, 6 de marzo de 2015

La luz y su naturaleza

6/03/2015

DESCOMPOSICIÓN DE LA LUZ BLANCA


Si hacemos pasar un rayo de sol (luz blanca) a través de un prisma, podremos observar que se descompone en los mismos colores que integran un arco iris.
En esta experiencia práctica, el rayo de luz blanca del Sol al atravesar el prisma, se descompone en seis colores, que van del rojo al violeta. Como se puede apreciar en la tabla siguiente, cada uno de esos colores cuenta con su correspondiente longitud de onda fija y, por tanto, con diferentes frecuencias de ondas.


Colores de la luz blanca



Longitud de onda () en nm

Rojo   627 – 770 (ondas de menor energía)
Naranja   589 – 627
Amarillo   566 – 589
Verde   495 – 566
Azul   436 – 495
Violeta   380 – 436 (ondas de mayor energía)

Cualquier onda electromagnética posee una determinada cantidad de energía que es inversamente proporcional a la longitud de la onda, es decir, a menor longitud de onda de luz visible, mayor será la propagación de energía. Dada esa propiedad, un rayo láser puede generar energía suficiente para a cortar metales, láminas de plástico o sustituir el bisturí en operaciones quirúrgicas tan delicadas como la de la vista.

Al contrario de la luz blanca, cuyos rayos se consideran incoherentes por estar compuesta por ondas magnéticas de frecuencias y longitudes de onda diferentes, la luz que proporciona un dispositivo láser se considera "coherente", porque está compuesta por un rayo de luz de la misma frecuencia y longitud de onda, amplificado miles de veces para incrementar su energía. Por ese motivo la luz del rayo láser es siempre monocromática, siendo la roja la más común y conocida, aunque existen láseres de otros colores. En la tabla que se expone más arriba se puede apreciar que dentro del espectro de luz visible el color violeta posee más energía que el rojo, porque tiene una longitud de onda más corta.

La propagación de las ondas de luz constituye el fenómeno físico más rápido del universo, pues sus rayos se desplazan por el espacio, e incluso por el vacío, a una velocidad aproximada a los 300 mil kilómetros por segundo. Esa velocidad tiende a disminuir cuando los rayos tienen que atravesar diferentes sustancias como el aire, el cristal o el agua. En la medida que una sustancia, elemento o materia afecte la velocidad de propagación de las ondas de luz, así será la refracción que sufran sus rayos.

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